lunes, 2 de noviembre de 2015

Creación


Este blog lleva en silencio tres años. Justamente los que llevo trabajando como funcionaria en Naciones Unidas. Hasta hace tres años tenía inseguridad laboral, vacaciones baratas, pesadillas freelance, ninguna rutina, pluriempleo, multitasking, agobios varios, peleas universitarias y creatividad.

Ahora tengo un horario de 9 a 6, un mail corporativo, un badge, un plan de jubilación, un equipo de trabajo, una supervisora, un jefe de sección y un director de división. Muchas horas del café y dos temas de conversación.


Cultivando en el desierto.

Leyendo en la mano.

Queriendo cerrar los oídos a todos los ruídos.




Cómo encontrar algo bello en una oficina. Mucho peor: Cómo parir belleza (lingüística, algo que te conmueva a ti) cuando las horas matan y el cerebro se vende muy muy muy barato. Y donde no paran de hablar por teléfono por miedo a que alguien olvide que existen. Llaman al despacho de al lado y en lenguaje burocrático "en el archivo de los anuarios de la comisión de derecho internacional año 2010 vol. II (1) no encuentro la lista de instrumentos de la Convención de Ginebra" reclaman:

 - VIVO. Estoy aquí, viviendo, en el despacho de al lado. No lo olvides.


Y se levanta, convoca una reunión, en la que aparentemente no tiene nada que decir, solo una cosa: que a nadie se le olvide, que vivo. Pasa una hora de esas que matan y ya casi cadáver

llama otra vez.  Así repite que está viva. No solo a la persona con la que habla, sino a mí también.


- Si hablas todo el rato no me puedo escuchar.

Voy a llamarme por teléfono y recordarme que estoy viva y que quiero hablar.

https://www.youtube.com/watch?v=1FFIFsK1duw